Pues bien, pues felicidades, fundidas en un fuerte abrazo, amalgamado con anécdotas, viajes, alcoholes, chistes, trabajo, vida.
Uno de mis grandes amigos es el contador Escárcega, colega insuperable de casa, donde mi familia le recibe con un lugar en la mesa y al que mis hermanos le otorgan la misma amistad que él sabe devolver. Amigo al que mi madre trata como si fuese un hijo, Siempre apegado a los límites, pensante en todo momento, conocedor incansable de las teorías y marañas económicas, viajero intercontinental siempre con la guía en mano, ahorrador arraigado, futbolero, lector, novel estudiante de leyes, apasionado armador de rompecabezas que luego enmarca. Irónico, sarcástico, en ocasiones, al igual que su profesión, cuadrado al punto de la necedad. Conoce México como la palma de su mano, pero siempre se pierde. No documenta equipajes en viajes cortos, por temor a que le desvalijen la maleta y pierda sus pertenencias. Amigo de pocos, amable con todos, honestidad a toda prueba, lealtad hasta el fin, prefiere el whisky o la cerveza, le aburren las cursilerías como esta, y si un día le llamas afligido por una novia que te ha dejado, él acude, acompaña, paga las primeras y las últimas y hasta las canciones del desafinado acordeón del Chico julio.
Uno de mis grandes amigos es el contador Escárcega, colega insuperable de casa, donde mi familia le recibe con un lugar en la mesa y al que mis hermanos le otorgan la misma amistad que él sabe devolver. Amigo al que mi madre trata como si fuese un hijo, Siempre apegado a los límites, pensante en todo momento, conocedor incansable de las teorías y marañas económicas, viajero intercontinental siempre con la guía en mano, ahorrador arraigado, futbolero, lector, novel estudiante de leyes, apasionado armador de rompecabezas que luego enmarca. Irónico, sarcástico, en ocasiones, al igual que su profesión, cuadrado al punto de la necedad. Conoce México como la palma de su mano, pero siempre se pierde. No documenta equipajes en viajes cortos, por temor a que le desvalijen la maleta y pierda sus pertenencias. Amigo de pocos, amable con todos, honestidad a toda prueba, lealtad hasta el fin, prefiere el whisky o la cerveza, le aburren las cursilerías como esta, y si un día le llamas afligido por una novia que te ha dejado, él acude, acompaña, paga las primeras y las últimas y hasta las canciones del desafinado acordeón del Chico julio.
Le he introducido con mis amistades y con ellos también ha encontrado cobijo y ha sabido ganarse a pulso la sonrisa que se otorga al que siempre es bienvenido. Canta muy hondo “con la frente marchita” y le gusta conducir por el “bulevar de los sueños rotos”, bajo las melodías de Sabina.
Pescador furtivo, suerte regular en el cubilete. Analítico, ordenado, meticuloso. Posee conocimientos extensos en la producción del café, en sus aromas, molidos, tostados y en todo lo que se relacione con el grano. De cabecera tiene al “Financiero”, y saca de la cava los mejores vinos acompañados con queso y ates.
Camina ahora con su novia-colega-amiga, Fabiola, con la que encuentra arraigo profundo y coincide con ella en cosas del amor que le proporcionan una felicidad palpable.
A los treinta y dos abriles, llega el contador, el conde, el amigo, el compadre Kéndiro. Sirvan pues estas líneas para agradecerle, ahora que está más vivo que el agua, la buena amistad que me ha brindado.
Aunque Luis Spota en "La Carta", lo diga, a mí me vale madre.
“nunca me han gustado los regalos entre caballeros, son estúpidos y significan remordimiento”
Aunque Luis Spota en "La Carta", lo diga, a mí me vale madre.
“nunca me han gustado los regalos entre caballeros, son estúpidos y significan remordimiento”
Fotografía: Buci, Kéndiro
Casa Medrano. Julio 2005.