El amor incondicional, eso es justamente lo que debe expresarse; si realmente lo desean, jamás será un sueño; prueba de ello es que aquí estamos reunidos con un afán intenso e inmenso de ser testigos y también incondicionales.
Cuando mi querido amigo, Paco, me pidió que escribiera algunas líneas para esta ocasión, por mi mente pasaron muchas cosas. De un solo golpe vino a mi encuentro aquella feliz estancia Universitaria; recordé también aquel día fatal cuando a mi padre se le apagó la luz, el hambre, el sueño y la vida; y entonces en un funeral con tíos desconocidos y plañideras llenas de dolor a mi lado se encontraba mi amigo González. Luego no pude dejar de evocar las tantas horas invertidas en cualquier artificio que nos proporcionara una felicidad inmediata, palpable y tangible. Las noches en que guiñábamos el ojo a la suerte jugando a doble o nada, los días de pesca, las resacas, la música, los quesos, los libros. Así crecimos; un día: tiempo y que hoy aquí, diciéndoles cosas que me han nacido profundamente del corazón.
Como joven he escuchado en innumerables ocasiones que el matrimonio es difícil, que la vida no es de rosa color, que el tiempo no apura por ahora, que el agua no envenena, y es cierto. Pero no lo es menos, el saber que la vida sin amor no tendría el menor sentido, que es ese sentimiento o aquella reacción química o aquel impulso incontrolable e inexplicable, el motor que hace que el mundo gire, que la vida siga siendo vida, que haya una razón para levantarse día a día a fin de ser mejores seres humanos.
Sucede entonces, que el amor cuando hablamos de besos y sal, tiene que tener una contraparte. Y casi sin darse cuenta del momento exacto en que ello sucedió, Paloma y Paco un día cruzan caminos, intercambian miradas, sonrisas, se cuentan cuentos, se hacen de anécdotas, ven películas juntos, toman café y compran quesos que maridan con vinos, hacen malabares, gestan sueños, planean, compran a plazos un nicho en el cielo, juegan, se divierten, discuten, recorren consecuencias y un 15 de Septiembre, como es hoy, nos invitan a su boda. Bien por ello.
Ahora vendrán otras obligaciones, nuevas historias, algún día locos bajitos que abran los ojos de par en par y pongan la casa de cabeza, vendrán períodos de adaptación, de renovar fuerzas, de reafirmar compromisos, momentos avinagrados que nadie quisiera pasar, pero cada noche habrá una persona que espera en casa con ganas de compartir la vida. Eso es la felicidad, no nos hagamos, la cosa está en ser creativos.
Tratando de encontrar palabras que de algún modo hicieran referencia al amor, ubique un fragmento de una carta a los habitantes de Corinto que Saulo conocido después como San Pablo, les decía: “El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal. No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. A mí me hubiera encantando que ese fragmento terminara diciendo, …”pero también hay que cuidarlo”.
Por eso Paloma y Paco, rían y háganlo fuertemente si es eso lo que les da la gana, cuando ocurra, suelten un “no me importa” sabiendo que al tiempo pueden mirar a los ojos del otro sin asustarse, no se demoren en formalismos, tómense de la mano si es que eso a uno importa, díctense siempre un “te quiero” cuando sea preciso, un “te ayudo” cuando se requiera, cambien las rutinas, descompongan los horarios cuando los atrape la inercia, tengan la sana costumbre de no irse a la cama disgustados, platiquen las cosas íntimas como si fuera un tema de mesa, rompan con los prejuicios, cuiden su individualidad con lo que ello implica, no hay cosa mas triste que estar bajo la sombra de alguien.
Cultiven a sus amistades y que en su hogar haya música alegre y agua corriente, no encapsulen la felicidad, más bien dejen fluir la espontaneidad que el amor proporciona, que cada lágrima la limpien con manos calientes, no con pañuelos, no con mentiras. Que en su dieta haya carne magra muchos días, jugo de naranja por las mañanas, viento en las tardes y que, de ser urgente, se bajen el mismo sol a la ventana se empujen a verlo y si quieren se queden callados.
Trabajen mucho, terminen cansados pero contentos, tomen las maletas y viajen, remonten fronteras, siembren un árbol, cosechen triunfos y aprendan de los fracasos, no se hagan de enemigos que no estén a la altura del conflicto, prendan velas, pongan en marcha un poco de Jazz y que les amanezcan las piernas enredadas. No hagan pliegos petitorios que saquen de quicio, sean sencillos, amables, y no olviden que generalmente alguien tiene que ceder. Siempre, y quiero decir siempre, recuerden que el amor y el tiempo todas las batallas vencen.
Estoy cierto que todos los que nos encontramos en este magnífico lugar, con personas que sonríen y bailan, estamos porque les queremos, porque sabemos que ustedes han encontrado el camino, porque sabemos que son dos personas con una solvencia moral invaluable, porque son dos personas que han dado muestra de su enorme valía.
Paloma y Paco:
Les deseamos pues, que todas las noches sean noches de boda y que todas las lunas sean lunas de miel, les deseamos que Dios les bendiga, les cuide, y hacia el camino que viene por delante que aunque arduo, les deseamos paz, felicidad, amor y claro que también mucho dinero…
Nota. (Letra cursiva) Juan Carlos Medrano Barrena. www. juancarlosmedrano.blogspot.com
Cuando mi querido amigo, Paco, me pidió que escribiera algunas líneas para esta ocasión, por mi mente pasaron muchas cosas. De un solo golpe vino a mi encuentro aquella feliz estancia Universitaria; recordé también aquel día fatal cuando a mi padre se le apagó la luz, el hambre, el sueño y la vida; y entonces en un funeral con tíos desconocidos y plañideras llenas de dolor a mi lado se encontraba mi amigo González. Luego no pude dejar de evocar las tantas horas invertidas en cualquier artificio que nos proporcionara una felicidad inmediata, palpable y tangible. Las noches en que guiñábamos el ojo a la suerte jugando a doble o nada, los días de pesca, las resacas, la música, los quesos, los libros. Así crecimos; un día: tiempo y que hoy aquí, diciéndoles cosas que me han nacido profundamente del corazón.
Como joven he escuchado en innumerables ocasiones que el matrimonio es difícil, que la vida no es de rosa color, que el tiempo no apura por ahora, que el agua no envenena, y es cierto. Pero no lo es menos, el saber que la vida sin amor no tendría el menor sentido, que es ese sentimiento o aquella reacción química o aquel impulso incontrolable e inexplicable, el motor que hace que el mundo gire, que la vida siga siendo vida, que haya una razón para levantarse día a día a fin de ser mejores seres humanos.
Sucede entonces, que el amor cuando hablamos de besos y sal, tiene que tener una contraparte. Y casi sin darse cuenta del momento exacto en que ello sucedió, Paloma y Paco un día cruzan caminos, intercambian miradas, sonrisas, se cuentan cuentos, se hacen de anécdotas, ven películas juntos, toman café y compran quesos que maridan con vinos, hacen malabares, gestan sueños, planean, compran a plazos un nicho en el cielo, juegan, se divierten, discuten, recorren consecuencias y un 15 de Septiembre, como es hoy, nos invitan a su boda. Bien por ello.
Ahora vendrán otras obligaciones, nuevas historias, algún día locos bajitos que abran los ojos de par en par y pongan la casa de cabeza, vendrán períodos de adaptación, de renovar fuerzas, de reafirmar compromisos, momentos avinagrados que nadie quisiera pasar, pero cada noche habrá una persona que espera en casa con ganas de compartir la vida. Eso es la felicidad, no nos hagamos, la cosa está en ser creativos.
Tratando de encontrar palabras que de algún modo hicieran referencia al amor, ubique un fragmento de una carta a los habitantes de Corinto que Saulo conocido después como San Pablo, les decía: “El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal. No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. A mí me hubiera encantando que ese fragmento terminara diciendo, …”pero también hay que cuidarlo”.
Por eso Paloma y Paco, rían y háganlo fuertemente si es eso lo que les da la gana, cuando ocurra, suelten un “no me importa” sabiendo que al tiempo pueden mirar a los ojos del otro sin asustarse, no se demoren en formalismos, tómense de la mano si es que eso a uno importa, díctense siempre un “te quiero” cuando sea preciso, un “te ayudo” cuando se requiera, cambien las rutinas, descompongan los horarios cuando los atrape la inercia, tengan la sana costumbre de no irse a la cama disgustados, platiquen las cosas íntimas como si fuera un tema de mesa, rompan con los prejuicios, cuiden su individualidad con lo que ello implica, no hay cosa mas triste que estar bajo la sombra de alguien.
Cultiven a sus amistades y que en su hogar haya música alegre y agua corriente, no encapsulen la felicidad, más bien dejen fluir la espontaneidad que el amor proporciona, que cada lágrima la limpien con manos calientes, no con pañuelos, no con mentiras. Que en su dieta haya carne magra muchos días, jugo de naranja por las mañanas, viento en las tardes y que, de ser urgente, se bajen el mismo sol a la ventana se empujen a verlo y si quieren se queden callados.
Trabajen mucho, terminen cansados pero contentos, tomen las maletas y viajen, remonten fronteras, siembren un árbol, cosechen triunfos y aprendan de los fracasos, no se hagan de enemigos que no estén a la altura del conflicto, prendan velas, pongan en marcha un poco de Jazz y que les amanezcan las piernas enredadas. No hagan pliegos petitorios que saquen de quicio, sean sencillos, amables, y no olviden que generalmente alguien tiene que ceder. Siempre, y quiero decir siempre, recuerden que el amor y el tiempo todas las batallas vencen.
Estoy cierto que todos los que nos encontramos en este magnífico lugar, con personas que sonríen y bailan, estamos porque les queremos, porque sabemos que ustedes han encontrado el camino, porque sabemos que son dos personas con una solvencia moral invaluable, porque son dos personas que han dado muestra de su enorme valía.
Paloma y Paco:
Les deseamos pues, que todas las noches sean noches de boda y que todas las lunas sean lunas de miel, les deseamos que Dios les bendiga, les cuide, y hacia el camino que viene por delante que aunque arduo, les deseamos paz, felicidad, amor y claro que también mucho dinero…
Nota. (Letra cursiva) Juan Carlos Medrano Barrena. www. juancarlosmedrano.blogspot.com