La semana comienza con una severa ronquera consecuencia de los excesos de risas, de música, de hielos, de alquitrán, de desvelo, de brandies despavoridos que nos vieron amanecer bajo una luz matinal de junio.
Pinta como todas; diferente, nostálgica, efusiva, alegre, sonriente, febril, oportunista, sincera, cargada de vueltas, llamadas telefónicas, despreocupada, tensa, en fin; supongo que deberá correr como corren los días en mi calendario, nunca iguales, siempre distintos.
Han pasado un par de cosas a últimas fechas que me vuelven otra vez a las tablas y o al tercio. Ha vuelto alguna que otra querencia, una mala jugada del destino tan sombría como inevitable, en contraparte; también veo luces en el camino que hacen agradable el andar, recuerdos que se agolpan como las gotas de las fuertes lluvias de esos días pasados. Lo de siempre, sin duda alguna.
Luego me pregunto: ¿a quién he buscado incesantemente? ¿quién contamina mis sueños haciéndolos maravillosos? ¿quién eres tu? (bien lo canta Aute). La respuesta pienso, es tan incierta como elocuente, habrá que armarse de valor, buscar en las alas de las aves, besar dos que tres labios malgastados para recuperar las noches perdidas. Habrá que echar las redes, habrá que cortarse las uñas, habrá que mirar en el espejo y acabar de una sola vez con dos arrugas que denoten cierta experiencia.
Mañana otra vez, será martes y el próximo veintiocho, me levantaré a la hora acostumbrada, miraré por la ventana y uno a uno me tronaré los dedos siguiendo el exacto curso de la rutina que va del colchón a la regadera; luego veré a mi madre feliz, jovial, siempre derramando miel en su mirada y me dará la bendición al momento de salir de casa. La oficina me esperará con muchos pinches asuntos que no tienen remedio inmediato. Alguien me llamará, me dirá que me quiere, que es un año menos de vida y uno más de muerte, que gracias por mi amistad. Lo agradeceré, seguro. Luego volveré otra vez a la noche, a la habitación, a la cama vacía, y una voz sutil y sugerente, me dictará al oído, “…tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los mares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo… ”
Pinta como todas; diferente, nostálgica, efusiva, alegre, sonriente, febril, oportunista, sincera, cargada de vueltas, llamadas telefónicas, despreocupada, tensa, en fin; supongo que deberá correr como corren los días en mi calendario, nunca iguales, siempre distintos.
Han pasado un par de cosas a últimas fechas que me vuelven otra vez a las tablas y o al tercio. Ha vuelto alguna que otra querencia, una mala jugada del destino tan sombría como inevitable, en contraparte; también veo luces en el camino que hacen agradable el andar, recuerdos que se agolpan como las gotas de las fuertes lluvias de esos días pasados. Lo de siempre, sin duda alguna.
Luego me pregunto: ¿a quién he buscado incesantemente? ¿quién contamina mis sueños haciéndolos maravillosos? ¿quién eres tu? (bien lo canta Aute). La respuesta pienso, es tan incierta como elocuente, habrá que armarse de valor, buscar en las alas de las aves, besar dos que tres labios malgastados para recuperar las noches perdidas. Habrá que echar las redes, habrá que cortarse las uñas, habrá que mirar en el espejo y acabar de una sola vez con dos arrugas que denoten cierta experiencia.
Mañana otra vez, será martes y el próximo veintiocho, me levantaré a la hora acostumbrada, miraré por la ventana y uno a uno me tronaré los dedos siguiendo el exacto curso de la rutina que va del colchón a la regadera; luego veré a mi madre feliz, jovial, siempre derramando miel en su mirada y me dará la bendición al momento de salir de casa. La oficina me esperará con muchos pinches asuntos que no tienen remedio inmediato. Alguien me llamará, me dirá que me quiere, que es un año menos de vida y uno más de muerte, que gracias por mi amistad. Lo agradeceré, seguro. Luego volveré otra vez a la noche, a la habitación, a la cama vacía, y una voz sutil y sugerente, me dictará al oído, “…tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los mares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo… ”
3 comentarios:
Y ahí no parará la cosa hermano-amigo o viceversa. Llegará, inpuntual y desgastada la vejez a nuestros rostros... gritará bien fuerte que la echemos a patadas y nosotros sonriéndole la bienveniremos llenos de maletas con recuerdos de antiguos viajes. Quizá le invitemos una copa, quizá no... sólo agua (ya ves, la vejez es mala copa). Sentados entonces todos en tu sala, oyendo el elevator jazz que tanto te critican y sacudiéndonos el polvo brindaremos regocijados por nuestros años mozos, losque ahora estupendamente pasan cuenta al desgraciado gotero de la vida.
Mientras tanto, a perder los alamares, vienen buenos toros: ¿y sabes? estos son genéticamente distintos; no buscan su querencia, se te quedan mirando fijamente, esperando embestir como Dios les manda... habrá que armarse de valor... bien lo dice usté Don Arturo.
Un abrazo desde el más acá.
...tenemos moteles, garitos, alteres, tenemos urgencias, amores que matan...
Y yo tambien quiero que lo quieras, porque como decia el buen Pereda, "la experiencia no consiste en el numero de cosas que se ha visto, sino en el numero de cosas que se han reflexionado", y mira que seguramente tendras en ambos casos muchas que contar.
Un abrazo desde ya, otro el sabado y basta, pues seguramente el 28 se me olvidara.
Y finalmente que mas da, uno mas, diez mas, cincuenta mas, en el fondo de nosotros mismos siempre tendremos la misma edad. Es decir, siempre has sido y seras un ruquete.bonachon.malumorado.amantedelbuenvivir.grumpy.amigo.naquete.compadredetodos.cerrado.querido.bombon..
Lo importante es que siempre haya en tu vida, ,"más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valgan la pena.
pues nada que agregar, solo qe se te quiere tal cual, y no hablas de vejez, cuando tu tengas los que yo tengoooo??? que como bien dice el pony la edad se lleva por dentro, yo por eso continuo siendo un niño que todavia se da en la madre como hace muchos años, jeje.
Fuerte abrazo y arrastre lento para el novillo Bombon.
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